Cuando me sumergí en el mundo de Free Fire en 2018, estaba lejos de imaginar que mi pasatiempo se convertiría en algo más que solo eso: se transformó en un escape, una aventura digital que me brindaba momentos de emoción y distracción. Sin embargo, como todo en la vida, llega un momento en el que las prioridades cambian, y hoy me encuentro en el cruce de un camino donde debo tomar una decisión crucial: dejar atrás mi cuenta de Free Fire para concentrarme en mi carrera de medicina.
Mi nombre es Leonor, y aunque durante años me he deleitado con las emociones de las batallas virtuales, mi verdadera pasión y vocación siempre ha sido la medicina. Desde que era niña, he soñado con ayudar a los demás, con aliviar el dolor y sanar heridas, y ese sueño me ha llevado a embarcarme en una carrera que demanda dedicación, esfuerzo y sacrificio.
A medida que avanzaba en mis estudios de medicina, me di cuenta de que el tiempo que dedicaba a Free Fire ya no era compatible con mis responsabilidades académicas y profesionales. Los turnos en el hospital, las horas de estudio y la necesidad de estar siempre actualizada en un campo tan dinámico como la medicina requerían de mí una concentración y un compromiso que simplemente no podía dividir con mi adicción al juego.
Decidir abandonar mi cuenta de Free Fire no fue fácil. Significaba dejar atrás años de recuerdos, de logros y de conexiones con una comunidad que se había convertido en parte de mi vida. Significaba renunciar a la emoción de las batallas, a la satisfacción de subir de nivel y a la camaradería de jugar con amigos. Pero también significaba abrir espacio para lo que realmente importa: perseguir mi sueño de convertirme en médico, de hacer una diferencia real en la vida de las personas.
Así que hoy, mientras me despido de mi cuenta de Free Fire, lo hago con gratitud por los momentos compartidos, pero también con determinación por el camino que he elegido. Mi carrera de medicina no será fácil, pero sé que cada sacrificio valdrá la pena cuando finalmente pueda aliviar el sufrimiento de quienes más lo necesitan. Y quizás, algún día, cuando haya alcanzado mis metas y cumplido mis sueños, pueda regresar al mundo de los juegos con la satisfacción de saber que prioricé lo que realmente importaba.
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